El síndrome de burnout es la presencia de una respuesta prolongada de ansiedad ante los factores estresantes emocionales e interpersonales del trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido.
En la sección de colaboraciones con otros profesionales de la salud y el bienestar en general.
Os presento a Nacho Coller (@nachocoller) Psicólogo de la salud y el deporte. Master psicologia clinica. docente del ISEP, Valencia
Imaginemos que usted tiene estos rasgos de personalidad: es optimista, entusiasta, tiene sensibilidad a los sentimientos de los demás, su músculo de la empatía lo tiene bien desarrollado, le dedica mucho tiempo al trabajo (siendo éste un eje central en su vida), es usted perfeccionista y autoexigente. Si le encanta ponerse de vez en cuando calcetines de distintos colores y se ve identificado con alguno de estos rasgos, no siga leyendo.
Imaginemos a su vez que usted vive en España y tiene trabajo (¡enhorabuena!), y su profesión hace que usted esté en contacto continuo con personas con las que hay un cierto nivel de entrega y de implicación emocional, como alguna de las que le señalo a continuación: profesional sanitario, profesor, trabajador social, psicólogo, policía y cuerpos de seguridad, funcionario de prisiones, personal de atención y recepción de quejas de usuarios, teleoperador, deportista de alto rendimiento, ama de casa + cuidador de anciano o discapacitado. Si usted tiene alguno de estos trabajos o está a la espera de conseguirlo y ,además, es un excelente jugador de bádminton, no siga leyendo.
Sigamos buceando por su imaginación y sus recuerdos y observe si padece o ha tenido los siguientes síntomas:
- Dificultad en la atención
- Sentimiento de vacío
- Ansiedad, irritabilidad y cambios de humor
- Baja autoestima
- Falta de ilusión hacia el trabajo
- Taquicardias
- Insomnio
- Cefaleas
- Cansancio y fatiga crónicos que suelen aumentar, tras un periodo de descanso o vacacional, al reanudar el trabajo.
- Descenso del rendimiento laboral
- Aumento del consumo de tabaco-café
- Empeoramiento de las relaciones con los compañeros
- bajas laborales y ausencias
Imaginemos que usted está paseando por una calle empedrada del centro histórico de su pueblo o ciudad favorita (aproveche este momento para viajar: es gratis), y de repente, como por arte de magia, al doblar una esquina le asalta un apuesto joven con una carpeta y un bolígrafo Bic naranja en la mano y le realiza las siguientes preguntas: (usted que es buena gente, las contesta)
- ¿Su trabajo le genera sensación de frustración?
- ¿Cuando llega el domingo por la tarde, presenta molestias físicas y bajón psicológico al pensar en la vuelta al trabajo del lunes?
- ¿Su trabajo ha cortado sus aspiraciones profesionales?
- ¿Cree que su trabajo se ha convertido en una carga que hay que sobrellevar para cobrar la nómina al principio de cada mes?
- ¿Cada día le cuesta más esfuerzo desempeñar sus tareas?
- ¿Ha cambiado su manera de relacionarse con los demás, ya no disfruta como antes e incluso tiene una tendencia a recluirse en sí mismo?
- ¿Acude con desgana al trabajo?
- ¿Esta desgana, se está extendiendo a otras áreas de su vida?
- ¿Se siente irritado ante las personas que presta sus servicios?
- ¿Su trabajo ha dejado de motivarle?
- ¿Siente que se encuentra en ocasiones al límite de sus posibilidades?
- ¿Cree que su trabajo le está desgastando?
- ¿Está usted más “quemao” que la moto de un hippie?
- ¿Ha contestado afirmativamente a la mayoría de las preguntas expuestas?
En caso de que así haya sido, decide parar, mira a los ojos al que antes parecía un apuesto joven, y decide mandarle a dar un paseíto y que le de la brasa a otro transeúnte. Adiós chaval.
Puede que usted tenga Burnout o síndrome del trabajador quemado, que tenga grabado a fuego en su sesera la fatídica frase: “no puedo dar más de mi”, y que se vea afectado por esta tríada:
Baja realización personal: evaluar de manera negativa los resultados en el trabajo y su frustración
Agotamiento emocional: pérdida de energía y fatiga
Despersonalización: actitudes negativas hacia los receptores del servicio prestado por el trabajador, insensibilidad y deshumanización.
¿Qué puedo hacer? Si es usted se ha identificado con lo anterior o conoce a alguien que sufra estos síntomas y le encanta salir los fines de semana a buscar boletus, siga leyendo.
Un primer paso importante es ser consciente de lo que le está pasando, identificar y ponerle nombre. Cuanto antes mejor. Le enumeramos una serie de estrategias que puede utilizar para la prevención y para salir de ese síndrome que lo tiene chamuscado.
- Hágalo público. Comente cómo se encuentra, diga qué le está pasando a las personas sanas y cercanas. Recuerde que los amigos son el mejor antidepresivo que hay en el mercado junto con el deporte y el sexo. Un buen amigo nos podrá ayudar a desatascarnos, escucharnos y darnos alguna solución que a usted no se le haya ocurrido antes.
- No se culpe de lo que le pasa. Usted no es Superman ni un extraterrestre. Hay muchas personas como usted que pasan por un proceso similar.
- Reflexione sobre cuán importante es el trabajo para usted. Si tiene un papel crucial en su vida, no tardará mucho en afectarle a otros ámbitos vitales. Relativice su importancia y rebaje las expectativas respecto a lo que le pueda aportar a su vida este trabajo en un futuro. Tic-tac, tic-tac, el tiempo pasa. ¡Vamos!.
- Practique aficiones que le generen placer y que no tengan nada que ver con su trabajo. Hoy puede ser un buen día para descubrir al “McGiver” que lleva dentro: haga bricolaje, salga a correr, tal vez sea usted una reencarnación de Fred Astaire y todavía no lo sabe, apúntese a bailar, intente disfrutar y romper con la rigidez, nade, ría, salga, cocine, exprese, haga algo, lo que sea, pero haga.
- Hable con los compañeros del trabajo para comparar sus sensaciones. ¿Están pasando por lo mismo que usted? Si fuera así, algo bastante probable por cierto, le ayudará a paliar su desdicha. ¿Mal de muchos consuelo de tontos? Bueno, llámeme tonto, pero la red social de apoyo funciona y. más, si esa red proviene del entorno laboral.
- Deje de centrar la atención en sus problemas. Intente introducir cambios en sus rutinas laborales. Traslade, si es que puede, a sus jefes, que tiene sobrecarga en el trabajo. Tal vez no se han dado cuenta de lo que le pasa.
- Utilice la técnica del séptimo arte: imagínese que está usted sentado en un cine con un buen cubo de palomitas y un refresco en la mano. ¡Póngase cómodo!. De repente, se apagan las luces y se proyectan en la gran pantalla dos días de su vida. Es usted el actor principal de un cortometraje. Vea con todo lujo de detalles lo que hace nada más levantarse, qué desayuna, su trayecto en coche a la oficina, qué le está pasando actualmente en su trabajo, cómo se siente, cómo padece. Observe el cansancio y el mal humor del personaje, su tristeza, su sensación de inutilidad, sus sueños incumplidos, su culpa. Entonces, llega la noche y aparecen en silencio sus problemas de insomnio y las pesadillas. Pare usted el corto, está justo en la mitad de la peli y le queda todavía un día de su vida por emitir. Piense por unos momentos que le gustaría que le pasara al día siguiente, qué le gustaría hacer, cómo le gustaría sentirse, donde le gustaría estar, proyecte ese plan en la gran pantalla y tome nota de los cambios realizados. Ahí tendrá usted unas cuantas pistas para poner en marcha hoy mismo. No deje pasar mucho más tiempo, el tiempo pasa y su vida es muy valiosa.
- No descarte la ayuda profesional. Un psicólogo puede ayudarle a analizar los problemas y hará un especial hincapié en buscar soluciones. El profesional responsable de la web donde se publica este artículo es uno de esos buenos psicólogos.
Si usted es una de esas buenas personas, que se pone en ocasiones calcetines de diferentes colores y se ríe ante el error, es usted un excelente jugador de bádminton, le encanta recolectar setas los fines de semana, es curioso, y en alguna ocasión hace caso omiso de los consejos sensatos, no se olvide de dejar en el apartado de comentarios su nombre, su correo electrónico y su opinión, nos pondremos en contacto con usted con la mayor brevedad. Se ha ganado un zumo de cebada telepático. La vida puede ser fantástica.